sábado, 7 de enero de 2012

PARIAS EN EL PARAISO DEL PETROLEO


  Por Juan Cuevas

Cada día están apareciendo nuevos episodios de corrupción protagonizados por familiares y allegados al clan de Obiang. Para los que conocemos de cerca la realidad de esta dictadura, ya no nos sorprende nada. Es tan grande la corrupción que envuelve a este régimen y tan sangrante el latrocinio que están perpetrando, a plena luz contra este pueblo, que no entendemos cómo a estas alturas de la civilización puede pervivir semejante  dictadura.  

En el discurso de fin de año dirigido por el Presidente Obiang a su país, hizo referencia a los que llamó "enemigos de la nación" y que según los cuales "el petróleo es una maldición para nuestro país". Hay que recordar a Obiang que, aunque parezca un contrasentido, las riquezas mal utilizadas se pueden convertir en un lastre para toda una comunidad, sobre todo cuando vemos que en Guinea Ecuatorial la dictadura está utilizando los ingresos procedentes del petróleo para consolidar su dominio sobre sus adversarios, mediante la compra de voluntades en su circulo próximo, con el soborno de políticos y lobbys extranjeros, con la construcción de grandes obras -para engrandecer su figura ante los líderes africanos- y la creación de un ejército de mercenarios para amedrantar al pueblo. Vemos también que la gran mayoría de la población guineana ha quedado excluida de estas riquezas, en beneficio de una clase gobernante minoritaria y que las diferencias entre esta clase privilegiada y el resto, son cada vez mayores.


Si atendemos a la  teoría del Pico de Hubbert, en Guinea Ecuatorial ya se ha alcanzado el cenit  en la producción de petróleo y se acerca a la curva decreciente (menos extracciones y más costosas de conseguir) en su explotación. Si entrados ya en esta fase, y los beneficios procedentes del petróleo no han  conseguido un desarrollo del conjunto de la población en todos los sentidos (educativo, social y económico),todo este petróleo no habría servido para nada. Más aún, ha podido ir en prejuicio de la mayoría de los habitantes, que se van a encontrar con  un medio natural deteriorado por los residuos de los hidrocarburos y sin haber consolidado otras alternativas económicas. Por otra parte, esa minoría de nuevos ricos que se ha formado, va a entrar en competencia con las capas sociales más bajas, impidiendo su desarrollo. Y finalmente, una economía orientada exclusivamente en un sector, el de los hidrocarburos, sin haber propiciado otras alternativas económicas (Síndrome Holandés), llevará al país a un largo estancamiento económico.

Muchos países que han sido afortunados por estas riquezas, han sabido utilizar las mismas de diferentes formas, pero siempre en beneficio del pueblo. Tenemos el caso de Dubai, que no es precisamente un ejemplo de democracia -una monarquía hereditaria- que está aplicando los ingresos del petróleo  en beneficio del desarrollo del país y directamente para el  bienestar de su población. En este país los habitantes autóctonos tienen un status de ciudadanía, del que están excluidos los foráneos, por mucho tiempo que lleven residiendo en Dubai. Este, llamémosle "derecho de cuna" les permite gozar de todas las riquezas de su país. Por ejemplo todo joven dubaití en periodo formativo les son subvencionados los estudios por el gobierno, por muy costosos que estos  sean.Una vez adquirida su formación se pueden convertir en clase dirigente, como altos cargos de las empresas estatales y de la administración pública, o simplemente en funcionarios ( el 95 % de los dubaities trabajan para el estado). Existe además una pensión mínima vitalicia para los que no trabajan y todos sus habitantes gozan de exención  total de impuestos.

En el Gobierno en el Exilio no somos muy partidarios de subvencionar a la gente, pero sí en aplicar todos estos beneficios para paliar los desequilibrios de las comunidades, apoyando directamente a los más desfavorecidos y dotando a toda la población de aquellos servicios fundamentales (educación, salud, infraestructuras, viviendas, etc) que permitan una vida digna. Además, creemos que hay que poner las condiciones para que las personas puedan ocupar los puestos especializados  en las  grandes empresas, tanto extranjeras, como guineanas. Vemos de vital importancia establecer un plan estratégico de apoyo a las aniciativas empresariales  que los guineanos quieran poner en marcha, especialmente las llevadas a cabo por jóvenes y mujeres emprendedoras. El objetivo es conseguir crear una tejido industrial y empresarial plenamente diversificado y autónomo, para cuando la extracción petrolífera vaya en disminución Guinea Ecuatorial pueda contar con otras alternativas económicas.

Los guineanos se han convertido, en su propio país, en unos  convidados de piedra. Nadie se ha preocupado en formar técnicamente a los jóvenes para que vayan tomando el control de las empresas del país, no se ha dedicado  dinero alguno en apoyar proyectos llevados a cabo por emprendedores guineanos. Todas son facilidades para las empresas extranjeras y mientras tanto, el tejido productivo (pequeñas industrias, artesanados, explotaciones agrícolas, turismo, etc) guineano, casi ni existe. Con este panorama, el apartheid económico de la mayoría de los guineanos ha quedado certificado. 

Ante esta situación, cabe preguntarse, ¿para qué ha valido la independencia?. ¿Y el descubrimiento de grandes recursos naturales, han traído prosperidad al pueblo guineano?. Los grandes palacios para disfrute de la tiranía, la construcción  de ciudades vetadas al pueblo, los enormes monumentos conmemorativos, la construcción de catedrales y los ingentes gastos en fastos, para mayor gloria de los gobernantes, no desarrollan al pueblo, antes bien, levantan grandes abismos entre la clase  dirigente privilegiada y el resto de los habitantes, que se convierten en parias en este paraíso de petrodólares en el que se ha convertido, para algunos, Guinea Ecuatorial.