domingo, 14 de diciembre de 2014

¡¡NO DEBEMOS PERMITIR QUE DESAPAREZCAN NUESTROS PUEBLOS!!

Manuel Bang Mba Okomo, Ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno en el Exilio de Guinea Ecuatorial

Nuestros pueblos, esos testigos mudos que  han visto nacer a todos aquellos que los habitan. Los pueblos, los que nos dan la identidad de lo que somos, las vivencias  que amontonan nuestros recuerdos, e incluso, los que nos prestan sus nombres. Qué duda cabe que esa forma de identidad no siempre es bien entendida por los que no se identifican con nuestra organización social,  que está comprendida desde las estructuras tribales, la familia, como núcleo y epicentro de todo y por último, la pertenencia a un clan determinado. Nuestros pueblos, son nuestras repúblicas independientes particulares, aunque estén constituidos por cuatro chabolas a punto de derrumbares por el paso del tiempo, mal alineados y sin agua, ni luz, tienen un valor sentimental incalculable para cada uno de nosotros.

Nuestros pueblos están  habitados en su mayor parte por personas de la tercera edad, porque la gente joven normalmente vive a caballo entre su pueblo y otros lugares en busca de nuevas oportunidades de trabajo, pero los residentes fijos siempre son y han sido los mayores, esos sabios, testigos de todo y maestros de la vida, los guardianes de los secretos de la tribu, y de las cada una de las familias a las que pertenecen. Cada pueblo es distinto al resto, ninguno es igual a otro, y esa diversidad los hace a todos ellos en conjunto un mosaico enriquecedor, porque en cada uno de ellos se vive de un modo distinto al resto, incluso cada cual tiene su orden de prioridades en cuanto a gustos se refiere. No se come igual en todos ellos, cada uno tiene sus modo de  alimentación particular, sus platos especiales y sus gustos particulares. Cada pueblo huele de modo distinto al resto, pues todo esa diversidad es enriquecedora, porque reafirma la identidad de los habitantes de cada uno de ellos, y eso es que los hace únicos,  hasta tal punto que cuando desaparece un pueblo, como desgraciadamente esta pasando ahora en nuestro país, no solo desaparecen las casas o chabolas en sí, sino que se llevan también por delante las costumbres, las leyendas e incluso  el olor que caracterizaba a ese pueblo, y por ende, la tribu afin, el clan y la etnia, también se ven mermados sus atributos característicos. 

Si en alguna ocasión la Providencia nos brindara la oportunidad de recuperar algo de esos pueblos que han desaparecido, tendríamos que tener presente lo siguiente: primero, contar con las voces de los descendientes vivos originarios de esos pueblos, escucharles con mucha atención sobre cómo se pueden recuperar de alguna manera dichos pueblos, aparte de los proyectos que se puedan llevar a cabo desde las distintas administraciones del estado. Darles voz a los lugareños es prioritario, porque con ellos juntos  puede trabajar mejor, ya que en un pasado lejano de nuestra historia, hubo planes, no ya de recuperación de los pueblos, si no más bien de "unificación", a los que se denominó: "Pueblos concentrados", de donde surgieron una serie de problemas añadidos que no facilitaron la labor de concentrar a los pueblos aislados de uno y otros para que formaran un solo núcleo.

Según hemos sabido y leído hasta el día de hoy, dichos proyectos iban a ser  bienintencionados, para mejorar la vida rural, mediante los cuales se iba a pasar de tener una casa como las que abundan en muchos de nuestros pueblos, construidas con material renovable, como el cambio constante de los techos equipados con Nipas, para pasar a tener terchos durables como las Chapas de Cinc, o tejas, y paredes de madera simple, como la madera del Calabó, para pasar a tener paredes de hormigón que aguantan mas y mejor el paso del tiempo, o como disfrutar de viviendas con luz eléctrica y agua corriente, pues todo eso se fue al trate, por muchas razones que no vamos a enumerar ahora. Sí señalar, un aspecto que viene al caso en cuestión, que no fue poca la oposición que tuvo en contra esa idea de crear pueblos concentrados, ya que mucha gente se oponia a dejar de vivir en sus pueblos de siempre para pasar a formar parte de pueblos mas grandes, donde tanto las tribus y los clanes y las familias en general tenían que aprender a sumar y a convivir en pueblos de mas habitantes de los que estaban acostumbrados. Pero, sobre todo, la mayor oposición a esa nueva forma de vida, la ejercían mas los habitantes de tribus y pueblos de menos número de individuos, porque alegaban el riesgo de desaparecer en dos o tres generaciones por el empuje y la influencia que iban a ejercer sobre ellos las tribus de mayor número de habitantes, porque, según ellos, acabarían perdiendo su identidad, y por los tanto sus costumbres y sus usos. 

A día de hoy esos temores siguen latentes, aunque la situación es mas bien distinta a como se enfocó entonces, porque lo que planteaban era sobre como mejorar la vida de los habitantes de los pueblos, y casi todo lo que se presentó entonces como mejora,  se limitó a unos experimentos, no exentos de riesgo y de malos entendidos. Hubo proyectos cuyos ejemplos son palpables como la construcción del Barrio " Los Angeles de Malabo", o el Barrio del pueblo de Lea (Bata), o el pueblo de Nkimi, en Niefang. Me imagino que el gobierno de entonces que puso en marcha esos proyectos pilotos, tendería a seguir ampliando esos planes a medida que siguiera gobernando, pero se topó con muchas voces en contra, con aquellos que no querían verse perdidos en medio de pueblos de mayor número de habitantes, donde la identidad de la gente se ponía a prueba, por la fusión de costumbres distintas que iban a empezar a convivir juntas. 

El segundo motivo es la actual situación en la que están nuestros pueblos, en estado de desaparición total, debido a la actual situación de dejadez, de la mala praxis política y del desgobierno de la dictadura cruel imperante en nuestro país. Una dictadura heredada de otra anterior, donde tampoco hubo ningún plan para mantener a los pueblos que conforman nuestro país, mas bien han estado contribuyendo a que estos fueran desapareciendo poco a poco, en detrimento de las grandes ciudades, como Malabo y Bata, con los consiguientes problemas de marginación y acinamiento de  sus habitantes, en los diferentes suburbios urbanos.  

Es necesaria, por tanto, que desaparezca cuanto antes esta dictadura y que le sustituya un gobierno democrático, que sea capaz de  crear  empleo y oportunidades para todos sus habitantes por igual, combatiendo la corrupción y creando infraestructuras que vertebren el estado, para mejorar la vida de todos sus habitantes y en especial la de la población rural. Llevar  la luz eléctrica y el agua potable corriente, allá donde quiera que esté situado la población. En general, la mejora conllevaría el progreso nacional en todos los sentidos, como el desarrollo de la agricultura, adoptando modos y métodos modernos, en lugar de los rudimentarios, que solo sirven para la mera subsistencia de la gente. Por el contrario  la ayuda del estado debe incidir, sobre todo en profundizar en las mejoras, tanto en la cantidad de productos, como en la calidad de los mismos. Con estas políticas, muchos de los que se marcharon de sus pueblos, podrán tomar el camino de regreso, con la seguridad de que pueden vivir de lo que produzcan en sus tierras, bien  heredadas o de nueva adquisición, para que sus vidas recobren la ilusión perdida y vislumbren un buen futuro para sus hijos.