jueves, 1 de febrero de 2018

LA CAIDA DEL REINO DEL TERROR

                      El desesperado intento de Teodorín por hilvanar algo coherente 

Cincuenta años de dictadura -a punto de cumplirse- son demasiados para  una sociedad, para un pueblo y para un país. Podemos pensar que la dictadura ha sido para nosotros una maldición o una condena que no nos mereceríamos, aun con ello, no deja de ser una realidad que ha inundado nuestras vidas, que nos ha marcado y hasta conformado nuestra forma de ser y pensar. También, es bien cierto, que somos nosotros los que tenemos la responsabilidad de rechazarla, romper sus  ataduras, y acabar con ella.


Durante muchos años Obiang ha estado campando a sus anchas. Fue el personaje del momento en Africa. Todos se rendían ante su dinero. Apoyado por una multitud de lobbys, bien pagados, se consideraba invencible. Eran tiempos de plomo para la oposición, que no se encontraba segura ni en el exilio español, solo hay que ver como ha sido tratado aquí en España el opositor mas temido por  Obiang. En el libro sobre la vida en el exilio de Severo Moto, A LA SOMBRA DEL ELÓN, están las claves de como Obiang, utilizando ingentes cantidades de dinero robado a su pueblo, compraba voluntades de políticos y otros personajes importantes, con el objetivo de desprestigiar a Severo Moto, cortarle todo tipo de ayuda -se perseguía a los empresarios dispuestos a apoyarle- encarcelarlo y, sobre todo, tenerlo alejado de su pueblo, impidiendo que pudiera volver a Guinea Ecuatorial. 

En estos  momentos estamos comprobando, con satisfacción, como casi la totalidad de la opinión pública y la mayoría de países  e instituciones, procesan un profundo rechazo al dictador y hacia el clan que lo apoya y sostiene. Estamos asistiendo al desenlace final, como el de todas las dictaduras: una espiral de nerviosismo y violencia, que precede a su punto final, a su desaparición. Podemos aplicar ese dicho castellano, que en sentido figurado advierte: "se ha abierto la veda -contra Obing Nguema- y los cazadores han sacado sus escopetas dispuestos a disparar".

Obiang ahora se ha convertido en el punto de mira de todos, digamos que ha perdido la "gracia", porque por fin han descubierto sus engaños. Es un personaje caído, al que le  están abandonando todos los que antes le apoyaban. Aquellos que le han estado sacando el dinero, ahora huyen de él como de un amigo molesto, como si se tratase de un apestado. Su torpeza, su estulticia y sobre todo, su gran maldad, le está llevando a una total soledad y sobre todo, le hará pasar a la historia como el gran mentiroso, el farsante y el despiadado asesino. 

¡¡Como cambian las cosas¡¡. Mientras él está decrépito y enfermo, y su imperio se desmorona, su eterno opositor, Severo Moto, al que ha querido siempre aniquilar, cuenta con una salud envidiable y un gran partido, el Partido del Progreso, que está liderando  un proyecto común de retorno de todos los exiliados y además, dispuesto a democratizar guinea ecuatorial, -cosa que al dictador nunca se le pasó por la cabeza- convirtiéndola es un estado democrático y de derecho. 

Todas las democracias que han surgido de una dictadura, han sido consecuencia del total derrumbe del antiguo régimen, en my pocas ocasiones han aparecido por la  evolución de la propia dictadura hacia la democracia. Y aquí está el peligro para Guinea Ecuatorial,  la posibilidad de un nuevo 3 de Agosto -un golpe de mano de su clan- que volvería a instalar en el poder a otro hombre fuerte, dispuesto a cubrir con el manto de la impunidad al resto de integrantes del clan. 

Y, ¡cuidado con Teodorín¡, que sigue ocupando cada vez mas parcelas de poder. Después de ver las torturas, las represiones y muertes con las que se está despachando el régimen, no es difícil descubrir detrás de ellas la mano asesina de Teodorín.  Así que el niño tonto ya está apuntando  maneras.

En el Partido del Progreso seguimos machaconamente apostando por la democratización de Guinea Ecuatorial mediante el correspondiente proceso de transición, llevado a caba con todos los actores. Todos los que han sido expulsados por la dictadura deben de retornar, si lo desean, para estar presentes en la construcción del nuevo estado democrático y de derecho. Hasta el propio dictador, si fuera inteligente, debería favorecer este proceso de transito a la democracia. Una nueva etapa en la que el único vencedor sería el pueblo guineo en su conjunto.